“Me encanta llamarme como este colegio”, dijo Federico Mayor Zaragoza en una visita realizada en el año 2013 al Colegio de Infantil y Primaria de Salobreña que lleva su nombre. Es uno de los tantos vínculos que tiene con la Villa quien fuera ministro y director general de la Unesco, fallecido ayer a los 90 años.
Salobreña era además el lugar que hace medio siglo había elegido Mayor Zaragoza como lugar de descanso. Él mismo construyó el chalet situado en las Laderas Occidentales donde pasaba sus vacaciones y siempre que sus múltiples obligaciones se lo permitían. Y no fueron pocas, pues a lo largo de su vida, además de una destacada trayectoria profesional en el mundo de la bioquímica, tuvo importantes funciones políticas: fue director general de la Unesco, ministro de Educación y Ciencia durante el Gobierno de Leopoldo Calvo-Sotelo o subsecretario de Educación y Ciencia del Gobierno presidido por Carlos Arias Navarro en el final de la dictadura franquista. Fue diputado en el Parlamento de España por UCD en las primeras elecciones y diputado en el Parlamento Europeo por CDS. Pero también destacó en materia de educación y ciencia, pues entre otras cosas fue rector de la Universidad de Granada y vicepresidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Nacido en Barcelona en 1934, fue doctor en Farmacia por la Facultad de la Universidad Complutense de Madrid.
El Colegio Mayor Zaragoza de Salobreña y su comunidad educativa expresaron ayer su “profundo pesar por el fallecimiento de Federico Mayor Zaragoza, gran científico, gran intelectual y mejor persona”. Hoy se ha vivido una jornada festiva en este centro, ya que los diferentes grupos han cantado frente a sus familiares los villancicos que han estado ensayando en las últimas semanas, pero también se ha convertido en una jornada de homenaje, donde se ha celebrado un acto a las 12 de la mañana en el que se les ha hablado a los alumnos sobre la figura de Federico Mayor Zaragoza y su importancia.
Más allá de la relación que siempre mantendrá Salobreña con esta figura mundial a través del nombre de este colegio, había también un vínculo sentimental. Mayor Zaragoza veraneaba desde finales de los años sesenta en la localidad, cuando desempeñaba funciones en la UGR. Pero se enamoró tanto de las vistas que decidió adquirir un terreno y construir un chalet con espectaculares panorámicas al mar, que se convirtió en su “paraíso particular” durante el resto de su vía, según él mismo manifestó. Allí pasaba sus vacaciones de verano, y también acudía cada vez que se lo permitía su ajetreada agenda internacional. Además, gustaba mucho de recorrer Salobreña y su paseo marítimo, y acudir a sus restaurantes. Hacía lo propio en otras localidades de la Costa Tropical, y también tenía una embarcación en el puerto de Marina del Este, por lo que su idilio con el Mediterráneo granadino era completo.