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Ryanair impide volar a un salobreñero porque «su silla de ruedas superaba el tamaño autorizado»

Ismail Fernández pretendía volver de Londres a donde había viajado días atrás con la misma silla y en la misma compañía aérea.

Ismail Fernández en el programa ‘Mira la radio’ de esta emisora.

24 horas más de lo previsto ha tenido que permanecer en Londres Ismail Fernández porque la misma compañía con la que había viajado desde Málaga con su silla de ruedas le impidió meterla en el avión porque excedía el tamaño permitido y podía dañar el techo de la bodega, según las explicaciones de los empleados de la línea aérea. De nada sirvieron las quejas de este salobreñero; es más, le dijeron que en Málaga habían sido negligentes al permitirle meter la silla en el avión.

Fernández sabía que no era fácil preparar un viaje para una persona con parálisis cerebral que se desplaza en silla de ruedas como él. De hecho llevaba organizando todo desde el pasado diciembre, pero se topó con el absurdo de una compañía que en un lugar dice blanco y en el otro negro. Así que después de mucho discutir, Ryanair le buscó un vuelo para el día siguiente, ayer martes, en otra compañía y, mientras tanto, le proporcionó alojamiento y taxi. Y aquí surgió otro problema: el taxista se empeñaba en que Ismail tenía que pagar.

«Me he peleado con un taxista inglés cabreado; eso sí que es superación», bromeaba Ismail mientras hablaba ayer por teléfono con el magacine ‘Mira la Radio’ de Radio Salobreña, programa en el que él colabora con una sección titulada «Haciendo amigos». Y precisamente en esta ocasión el asunto del que iba a hablar se centraba en las vicisitudes de una persona discapacitada a la hora de viajar y moverse por el mundo.

Asegura Ismail que todavía está lejano el momento de una movilidad y accesibilidad plenas para todas las personas, algo que ha comprobado a la hora de intentar moverse en metro o autobús por la capital británica. Y aunque reconoce que Londres no es de las peores ciudades para las personas con discapacidad la mayoría del tiempo que ha permanecido allí se ha desplazado «sobre ruedas», pero las de su silla. Hasta el punto de quedarse sin batería en algún momento, lo que ha obligado a su hermana, que viajaba con él, a empujarlo en algunos trayectos.