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Para la próxima primavera se espera la beatificación del sacerdote salobreñero Lorenzo Palomino

El Papa Francisco autorizó el pasado 28 de noviembre el reconocimiento de 16 granadinos mártires de la persecución religiosa durante la Guerra Civil.


El pasado viernes el Vaticano anunció la promulgación del decreto de beatificación de 16 religiosos granadinos considerados mártires de la persecución religiosa en España durante la Guerra Civil. Entre ellos se encuentra uno de Salobreña, Lorenzo Palomino Villaescusa, junto a otros tres de la Costa Tropical: Manuel Vázquez Alfalla de Motril, Ramón Cervilla Luis de Almuñécar y Juan Bazaga Palacios de La Herradura.

El Papa Francisco autorizó este reconocimiento durante la audiencia celebrada el pasado 28 de noviembre con el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Monseñor Angelo Becciu. Al ser reconocidos como mártires, estos religiosos no han necesitado ningún milagro para ser beatificados, sino el parecer favorable de los miembros de esta Congregación.

Los nuevos beatos eran sacerdotes y seminaristas de la diócesis de Granada y murieron asesinados entre julio y septiembre de 1936. En el caso del salobreñero Lorenzo Palomino Villaescusa, tras ser encarcelado en la Villa fue ejecutado en Motril. Según relata Francisco Lombardo, antiguo párroco de Salobreña, se ofreció a morir en lugar de un primo suyo que había sido condenado a muerte y que era padre de tres niños pequeños. Sin embargo, no solo el sacerdote fue asesinado, sino también su primo.

Lombardo conoce de primera mano la historia del futuro beato a través de su sobrina, ya fallecida, conocida como Gertrudis la del Horno, que era huérfana de madre desde el parto y fue criada por Palomino y por otra tía.

Ella le relató a Lombardo la vida de su tío, quien nació en 1867 en Salobreña y entró en el seminario con 21 años. Tras completar la carrera del sacerdocio en seis años, que era lo que duraba entonces en lugar de los doce actuales, fue enviado a Adra y luego a Salobreña, donde tuvo un paso breve.

Siempre según el relato de Francisco Lombardo, Lorenzo Palomino se marchó posteriormente como misionero en una parroquia de la ciudad argentina de Córdoba, donde permaneció durante quince años y donde “hizo una gran labor social”, según explica. En 1918 regresó a Salobreña, para ejercer funciones religiosas aquí y en Lobres.

Tras su muerte, los restos de Palomino fueron entrerrados en Motril y trasladados en 1940 al cementerio de Salobreña, y se encuentran enterrados en el patio 5, nicho 41. Una vez beatificado, parte de los restos serían trasladados a la Iglesia Parroquial. La beatificación está prevista para la primavera de 2020, probablemente en la Catedral de Granada.