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Los hoteleros esperan repetir en julio la ocupación de 2011

Las reservas marcan entre un 50 y un 70 por ciento para algunos grandes hoteles, pero se espera que las de última hora incrementen las cifras.

 

Rafael Lamelas, presidente de la Asociación de Hoteleros de la Costa Tropical

 

Con el inicio del mes de julio se pone en marcha también la época de mayor afluencia de turistas a la Costa Tropical, que se extenderá hasta finales de agosto. Las previsiones del sector hotelero en materia de ocupación para julio se mantienen en los niveles de 2011, con las habitaciones llenas durante los fines de semana y con varios huecos durante el resto de la semana.

 

La Asociación de Hoteleros de la Costa Tropical no espera una afluencia masiva durante la primera semana de julio, teniendo en cuenta que este fin de semana corresponde también a junio. Por lo demás, la entidad señala que algunos establecimientos esperan una ocupación entre el 50 y el 70 por ciento en la primera quincena, otros no llegan al 50 y algunos hostales se sitúan entre los 35 y los 40 puntos.

 

Estos datos corresponden a las reservas actuales, aunque se espera que las cifras se incrementen con las reservas de última hora, que en los últimos años se han convertido en una constante. En relación a los últimos años también ha bajado la media de pernoctaciones por pasajero, pues de diez a catorce días ha pasado a entre seis y nueve días de estancia.

 

La procedencia de los visitantes es eminentemente nacional, según explica Rafael Lamelas, presidente de la Asociación de Hoteleros de la Costa Tropical, señala que en lo referente a agosto, ya hay muchas reservas confirmadas pero todavía hay gran cantidad de plazas vacantes. El presidente de la Asociación espera que a partir del 4 o 5 de agosto y hasta el 22 o 23 la ocupación sea plena en los hoteles de la Costa, aunque destaca la fuerte competencia en materia de precios de otros destinos, como por ejemplo las Islas Canarias.

 

Por otra parte, Lamelas ha lamentado que un verano más la Costa tenga que sufrir los tradicionales atascos en sus carreteras por no estar terminada la Autovía del Mediterráneo. Especialmente se refiere al tramo Taramay-Lobres, cuya puesta en servicio evitaría las largas colas que se producen en la N-340, sobre todo en la recta de Salobreña.