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Certificaciones de calidad: objetivo de las empresas hortofrutícolas de la Costa

Pese a no estar obligadas, estas empresas invierten grandes cantidades en conseguir los reconocimientos. No siempre la inversión justifica los beneficios, pero las deben realizar para poder trabajar con determinados clientes y mercados.

 

Trabajadores de la empresa Frutas Rafael Manzano ubicada en Salobreña, la cual cuenta con varias distinciones.

 

Las empresas comercializadoras de productos hortofrutícolas se ven obligadas permanentemente a mantener unos estándares de calidad en todo el proceso de producción, envasado y distribución de sus productos. En algunos casos se trata de cumplir con exigencias de las administraciones para poder desarrollar la actividad, y en otros la intención es conseguir certificaciones no obligatorias pero que mejoran la imagen de la empresa y de los productos que comercializa. Pero la obtención de estos reconocimientos implica un gasto muy elevado para estas compañías que no siempre se ve compensado a la hora de la venta, pero que se deben asumir para poder participar en determinados mercados.

 

En la jornada de ayer hemos conocido la noticia de que dos compañías comercializadoras de hortofrutícolas de la Costa han recibido sendas distinciones por su compromiso con la calidad. Por un lado, la empresa Eurocastell, con sede en Castell de Ferro, ha sido premiada por fomentar la recogida periódica de envases fitosanitarios para darles un correcto tratamiento medioambiental; y por otro, la Cooperativa Procam de Motril ha sido distinguida por su apuesta por la producción ecológica y la promoción del desarrollo sostenible.

 

En el caso de esta última, ha sido galardonada en la segunda edición de los Premios a la Cooperativa Socialmente Responsable en la categoría medioambiental, que otorga Cooperativas Agroalimentarias de España en colaboración con el Ministerio de Trabajo. Procam ha optado a este premio a propuesta de Faeca Granada, y el jurado ha decidido otorgárselo “por su apuesta decidida por la producción ecológica”, que se inició en la campaña 2006-2007 con un volumen de producción que no llegó al 3 por ciento del total de la producción comercializada, pero que para la campaña 2011-2012 tiene unas previsiones de superar el 50 por ciento. Toda la producción ecológica de esta cooperativa está avalada por el certificado emitido por el órgano de control CAAE y por Globalgap, y cuenta con otras certificaciones como ISO-9000 o BRC, entre muchas otras. También ha sido reconocida por su apuesta por el ahorro de energía, ya que la cubierta de su almacén cuenta con una planta de producción de energía fotovoltaica. Fernando Martín, gerente de Procam, asegura que toda esta apuesta por la calidad, a pesar de sus costes, se ve compensada económicamente.

 

Por su parte, el premio recibido por la empresa Eurocastell es el que otorga Sigfito Agroenvases SL, una sociedad sin ánimo de lucro creada para organizar un sistema de recogida periódica de envases fitosanitarios para darles un tratamiento medioambiental correcto. El galardón se concede a las firmas que más trabajan para concienciar a los agricultores sobre el reciclado de envases. Esta no es la primera distinción que recibe esta empresa por contribuir a mantener y mejorar el medio ambiente, ya que hace dos años superó por amplio margen la auditoría del protocolo Leaf Marque, promovido por una ONG británica cuyo objetivo es reducir el impacto medioambiental provocado por las explotaciones agrícolas. Junto a ello, cuenta con las principales certificaciones de calidad, como la europea Globalgap y otras enfocadas a mercados de países específicos.

 

Jesús García Puertas es el principal responsable del Grupo La Caña, al que pertenece la empresa Eurocastell, y señala que estos certificados suponen “un coste importantísimo”, ya que todos los escalones del proceso deben seguir un procedimiento determinado, y consideran que estos gastos no se ven compensados en lo económico.

 

En definitiva, asegura que ya no es cuestión de que se pague más por los productos de una empresa que cuente con estos sellos de calidad, sino que son condición sine qua non para poder vender a determinados clientes que los exigen, especialmente a la hora de exportar.

 

En lo que respecta a empresas de Salobreña, también siguen la línea de buscar los mejores estándares de calidad. La comercializadora Frutas Manzano cuenta con el sello Globalgap, centrado en la calidad de las explotaciones, y también con la ISO-9000, dirigida al almacenamiento. También desde esta empresa destacan el coste que supone mantener estas distinciones, y que su obtención, pese a no ser obligatoria, es capital si se pretende trabajar con determinados clientes.

 

La competencia cada vez es mayor, y estas exigencias de las grandes cadenas de distribución ya no son exclusivas de los importadores, sino que se dan también en el mercado nacional. Por tanto, aunque no estén exigidas por las administraciones, estas certificaciones de calidad se convierten en algo imprescindible para las empresas comercializadoras que quieran trabajar al más alto nivel.