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La Parroquia y Cáritas atienden a 130 familias necesitadas de Salobreña

Iglesia del Rosario, en el Casco Antiguo de Salobreña.
Una decena de personas voluntarias son las que aportan su tiempo y sus recursos en esta labor caritativa, donde los recursos son insuficientes para cubrir todas la solicitudes.
 
 
Aunque muchos datos económicos marcan el inicio de la recuperación económica, las mejoras no se notan de momento en la Parroquia de Salobreña, que continúa atendiendo en la medida de sus posibilidades a decenas de personas que sufren serias dificultades económicas. Son 130 las familias que atiende de la mano de Caritas, a través de una decena de personas voluntarias que aportan su tiempo y sus recursos en esta labor caritativa.
 
Uno de los principales asuntos que se atienden son los problemas que tienen muchas familias para pagar la hipoteca o el alquiler, y en ese sentido se les está ayudando tanto desde Caritas Diocesana de Granada como desde Caritas Salobreña. Además de estas ayudas de carácter estable, también se realizan otras más puntuales a transeúntes que acuden a la iglesia pidiendo ropa o alimentos.
 
Estas 130 las familias que solicitan ayuda a la Parroquia no son las únicas de Salobreña que están pasando dificultades, ya que hay otras que acuden a otras entidades. Según el párroco de la Villa, Jorge Nieto, en Salobreña es especialmente elevado el número de familias que están en situación precaria.
 
Entre las principales demandas de las personas acuden a la Parroquia están las peticiones de trabajo, que son derivadas a Caritas Interparroquial de Motril, que cuenta con una bolsa de trabajo gracias a la cual varios salobreñeros han conseguido empleo. En cuanto al día a día, lo que más se solicita son productos farmacéuticos, pañales o ayudas al pago de alquileres.
 
No obstante, el párroco incide en la imposibilidad de atender a todas las solicitudes por no haber recursos suficientes, ya que la Iglesia no tiene ningún ingreso habitual por parte de otras administraciones. Por ese motivo, esas ayudas no se pueden mantener de forma estable, pero sí se intenta hacerlo durante un tiempo para impulsar a las familias a que salgan adelante.