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La escasez y los intermediarios elevan el precio de las mascarillas, según el sector farmacéutico

En el mercado existen diversos tipos de mascarillas. Desde las de papel, que no se están utilizando en esta crisis porque no son muy fiables, hasta las quirúrgicas.

La farmacéutica Rosa Alaminos atiende a una clienta.

El final del confinamiento comienza a verse de a poco, al menos como una pequeña luz al final del túnel, y se está analizando la forma en que ello se materializará, y por supuesto las medidas de seguridad que deberán tomarse. Y al igual que en las últimas semanas, el artículo estrella sigue siendo la mascarilla, que podría ser obligatoria para todos aquellos que salgan de su casa.

Está claro que la crisis del coronavirus sorprendió a todo el mundo sanitario, que no estaba preparado para un escenario como el actual, y por tanto no había existencias suficientes de este y otros materiales. Las mascarillas solo eran utilizadas por personas alérgicas o que trabajan con productos químicos, pero nunca se había planteado que podrían volverse algo cotidiano u obligatorio.

Al inicio del confinamiento se convirtió por tanto en un bien escaso y no había forma de conseguirlo por ningún sitio, explica la farmacéutica de Salobreña Rosa Alaminos. Y añade que a nivel de usuarios, a las farmacias les ha costado mucho obtener las pocas que les enviaban de vez en cuando debido al gran crecimiento de la demanda, lo que llevó además a la consiguiente subida de precios.

Esta es una de las cuestiones que más polémica ha generado en torno a este producto, ante lo cual la farmacéutica ha defendido a su gremio destacando su “vocación de servicio”. No obstante, deja la puerta abierta a que pueda existir algún “garbanzo negro” que pretenda sacar beneficio de esta situación.

En el mercado existen diversos tipos de mascarillas. Desde las de papel, que no se están utilizando en esta crisis porque no son muy fiables, hasta las quirúrgicas, que son de tres capas con diferentes tejidos y no solo protegen al usuario, sino que evitan que éste contagie. Pero también están las del tipo FFP, que se clasifican en 1, 2 y 3, y la diferencia entre ellas radica en el grosor y en el tipo de tejido, por lo que según crece el número protegen ante organismos más pequeños.

Las FFP3 alcanzan una eficacia de filtración mínima del 98 por ciento, mientras que las FFP2, que son las que las farmacias están comenzando a recibir de vez de en cuando según Alaminos, son las que más se están utilizando y protegen con una eficacia del 92 por ciento. Las FFP1 tienen una eficacia de filtración del 78 por ciento, y suelen llevar algún filtro para incrementar su protección ante alérgenos.

Algunas cuentan con válvula de exhalación, que permiten una mejor respiración y evitan la producción de vaho, que afecta especialmente a quienes llevan gafas. No obstante, según la farmacéutica, “son mucho más seguras las que no tienen válvula”, ya que a través de ella se expulsa aire y se puede contagiar a otros.

Otra cuestión que genera dudas en los usuarios es su nivel de reutilización. Aunque están pensadas para ser de un solo uso, la gran escasez hace que se reciclen, aunque previamente hay que desinfectarlas.

Ya no se trata de una cuestión de conciencia cívica, sino de salud pública, porque cualquier persona que pase o los propios trabajadores de la limpieza que los recojan se pueden terminar contagiando.