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La empresa que rehabilitará el Castillo empleará a trabajadores de Salobreña

El proyecto se presentó en un acto público al que asistieron medio centenar de vecinos. Para el alcalde se trata de restaurar el monumento a través de una actuación que ha denominado como “proyecto de todos”.

 

Salón de actos de la Casa de la Cultura durante la presentación del proyecto.

 

Despertó interés entre la ciudadanía la presentación del proyecto de rehabilitación de Castillo de Salobreña a tenor del público asistente ayer al salón de actos de la Casa de la Cultura, en torno al medio centenar, para escuchar al alcalde, los arquitectos redactores y el representante de la empresa adjudicataria. Este último aseguró que está todo dispuesto para comenzar la obra, cuyo plazo de ejecución llevará  11 meses. El Alcalde, por su parte, recordó en su introducción que esta es la primera intervención que se va a realizar al monumento después de muchos años y que es un proyecto de todos, al margen de colores y protagonismos.

 

Los arquitectos recordaron su condición de investigadores, razón por la cual se acudió a ellos para elaborar el proyecto, que no sólo comporta una simple rehabilitación, sino que requiere echar mano de la historia para poner en valor este elemento tanto desde el punto de vista histórico como arquitectónico.

 

Lo dejó claro en su presentación Gonzalo Fernández Pulido. No es el proyecto de unos ni de otros, sino “el proyecto de Salobreña”. Y añadió la necesidad de actuar sobre este importante elemento, aunque no obvió las dificultades que comporta.

 

Por parte de la empresa adjudicataria de la obra, Dávila Restauración de Moumentos, su representante manifestó la disponibilidad total para comenzar la intervención en breve, tan sólo a la espera de que el Ayuntamiento dé el visto bueno a las tareas de desmontaje del arco de entrada al Paseo de las Flores, necesarias para la instalación en su interior de la grúa para mover los materiales que se requieren. Y aunque el compromiso de la empresa es volver a realizar el arco a la finalización, los arquitectos redactores opinan que éste carece de relevancia al no respetar el tipo de construcción de la época, aunque aún está por decidir lo que finalmente se haga en ese punto. Por lo pronto, lo que se pretende es ocasionar las mínimas molestias al vecindario con el paso de camiones y material pesado, y la de acceder desde el paseo se ha visto por todos como la mejor solución.

 

Ramón Rivero señaló que la ejecución de la obra se va a hacer compatible con las visitas del público. Reiteró el plazo previsto de 11 meses y avanzó el compromiso de contratar buena parte de la mano de obra entre aspirantes de la zona, “en torno al 60%”, dijo Rivero.

 

La empresa tiene una experiencia de 15 años de dedicación exclusiva a obras de restauración de patrimonio, y ha colaborado en otras ocasiones con los arquitectos redactores de esta rehabilitación. Antonio Orihuela y Antonio Almagro pertenecen a la Escuela de Estudios Árabes de Granada, perteneciente al CSIC, y su trabajo es más de investigación, como ambos explicaron en sus respectivas intervenciones. “Hay que saber qué queremos y cómo queremos hacerlo”, señaló Almagro, quien detalló los objetivos fundamentales de esta obra, el primero de ellos potenciar los valores históricos, arqueológicos y arquitectónicos del Castillo.

 

Otros objetivos pasan por la disposición de espacios para la explicación del monumento, disminuir el efecto negativo producido por el arbolado o dotar al recinto de un sistema de control y vigilancia, entre otras prioridades. Una de las actuaciones destacadas consistirá en el asiento de la sima bajo la torre vieja, colmatándola después de tierra.

 

Por último, Antonio Orihuela recordó que esta no es la primera actuación de este tipo que llevan a cabo, ya que también redactaron y dirigieron las obras de los castillos de Almuñécar y La Herradura. El arquitecto del CSIC hizo hincapié también en la importancia de los diferentes periodos históricos a la hora de llevar a la cabo la redacción.

 

Se trata, en definitiva, de devolver al monumento el aspecto que se supone tenía en origen y tras las ampliaciones que se le hicieron tanto en la edad media como a partir del siglo XV, así como arreglar las de restauraciones realizadas a partir de la segunda década del pasado siglo.