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La Indicación Geográfica Protegida lucha por acabar con el intrusismo y hacer llegar su marca certificada a toda la provincia.


Si hay un producto de Granada que todo el mundo conoce y valora como exquisito y muy nuestro ese es el Pan de Alfacar. Y no es para menos, ya que estamos hablando de un producto con una tradición de más de 500 años. Ya cuando los Reyes Católicos llegaron a Granada, se hacía pan en esa localidad por más de un centenar de artesanos. Y así ha continuado la tradición. Por poner un ejemplo más cercano, digamos que en 1950 el 25% del pan que se consumía en la ciudad de Granada se hacía en este pequeño pueblo a pocos kilómetros al noreste de la capital.

El caso es que ante la importancia que este producto ha adquirido a través de los siglos, los 60 panaderos de la zona decidieron caminar juntos hacia una figura que reconociera el suyo como «Pan de Alfacar» y, al mismo tiempo, evitar que otros utilizaran este nombre sin que les correspondiera.

«A finales de los 90 había muchos pueblos del cinturón metropolitano que hacía pan y lo vendían como de Alfacar, así que, junto con el Ayuntamiento, nos comprometimos en elaborar un Plan estratégico para el desarrollo del Pan de Alfacar como una marca de calidad. Constituímos una asociación, entregamos la documentación a la JUnta de Andalucía en 2008 y ésta la trasladó a la UNión Europea, que la aprobó en 2013. Dos años después, con el visto bueno definitivo de la JUnta que quedó creada la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Pan de Alfacar». Es Gabriel Vílchez, presidente de la IGP Pan de Alfacar quien cuenta todo el proceso, que culminó con 40 panaderos asociados y un pliego de condiciones para la elaboración del Pan que lo distinguiera de los demás. Condiciones como la utilización de harinas diferenciadas, agua de manantial autóctona, el buen hacer de los artesanos y una masa madre que viene de «una capa bacteriana de siglos», recuerda. Además, guardar los tiempos de amasado, de reposo, de tiempo en tabla o en horno para que el proceso sea siempre perfecto.

Vílchez que la fama del pan de Alfacar viene de siempre y, por poner un ejemplo, destaca que en 1950 el 25 por ciento del pan que se vendía en Granada se hacía en Alfacar.

La fama perdura. Pero hay que mirar bien a la hora de comprar, dice Gabriel Vílchez. «Si lees tres barras de pan de Alfacar por 1 euro eso no es Pan de Alfacar, porque no cubriría ni los costes».

Ese es uno de los problemas a los que se enfrenta esta IGP alfacareña, la apropiación de la marca por quienes en realidad no cumplen las condiciones para poder ofertar Pan de Alfacar, que es una marca concreta.

«Desde la IGP no podemos permitir que haya carteles anunciando pan de Alfacar cuando no lo es. Hemos puesto denuncias ante la autoridad competente. pero sigue siendo una lucha que hasta ahora no da resultados, nos dice Vílchez, quien remata señalando que no tiene nada en contra de ningún pan, pero que defiende su marca. Ellos tienen sus propias tiendas por la provincia y «en la Costa», afirma contundente, «no hay ningún establecimiento autorizado para la venta de Pan de Alfacar». ¿Que cómo se distingue? pues porque el Pan de Alfacar se presenta en papel que va termosellado y en el que figuran todos los sellos correspondientes que certifican que es Pan de Alfacar. Por lo tanto, nos queda la posibilidad de acercarnos a Alfacar, o a Víznar, y comprarlo allí. O bien contactar con la IGP por teléfono, correo electrónico o a través de su web www.pandealfacar.es.