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La vinoteca Lugar del Vino expone más de cuarenta piezas de arte africano

Las obras pertenecen a la colección privada de Laureano Sánchez. Su horario de visita será el de apertura comercial de esta tienda de la avenida del Mediterráneo.

Obras expuestas en la pared de la conocida vinoteca.

El pasado viernes se inauguró en Salobreña una exposición de arte africano en la que se pueden apreciar casi medio centenar de piezas de una colección privada. La muestra tiene lugar en la vinoteca Lugar del Vino, en la avenida del Mediterráneo, y su horario de visita será el de apertura comercial de esta tienda.

El responsable de la exposición es Laureano Sánchez, coleccionista de arte africano, quien durante un mes prestará estas piezas de su propiedad, en su mayoría procedentes de etnias de África Occidental, de países como Costa de Marfil, Nigeria o Camerún, aunque también de otros como Angola o el Congo. En su mayoría son esculturas y máscaras de madera, con piezas que representan la fertilidad o el paso a la adultez, entre otras.

Entre las piezas más valiosas de la colección, que está en la exposición, se encuentra un pequeño caballo con un guerrero procedente de una etnia de Camerún. Le costó más de un año y medio conseguirla, y especialmente que su antiguo propietario se decidiera a desprenderse de ella.

La colección privada cuenta con otras obras, aparte de las que se exponen, y Sánchez asegura que invierte mucho tiempo para conseguirlas e investigar sobre el tema. Todas ellas las ha obtenido en Europa, ya que no ha viajado a África, según reconoce, por miedo.

Lamenta que en España casi no hay museos dedicados a este arte, y también muy pocos coleccionistas. De ahí lo original de esta muestra que se puede ver en Salobreña, con piezas que no se ven fácilmente en nuestro país, donde es “un arte muy desconocido”. No obstante, indica que una de las mayores colecciones de España se encuentra en Almuñécar, propiedad del etnógrafo Jesús Arrimadas.

Laureano Sánchez se convirtió en coleccionista de arte africano por casualidad, pues relata que un día, caminando por un mercadillo de verano en Salobreña, encontró en un puesto un par de piezas muy antiguas que le llamaron la atención tanto a él como a su mujer, que es Licenciada en Bellas Artes. Las compraron, y partir de entonces comenzaron a leer e investigar sobre este tipo de arte, que se terminó convirtiendo en una gran afición.