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Salosolidaridad concluye su labor con 80 familias atendidas a lo largo de estos dos meses de cuarentena

Los voluntarios se han encargado de hacer la compra, llevar medicinas y realizar acompañamiento sobre todo a mayores y personas dependientes. También han felicitado cumpleaños a más de 300 personas.

Paco Blanco en uno de los vehículos municipales.

Hoy hace dos meses que nos encontramos confinados en nuestras casas por el Estado de alarma decretado por el gobierno para protegernos contra el coronavirus. Y prácticamente aquel mismo día nació en el seno del Ayuntamiento de Salobreña un movimiento de solidaridad con la intención de ayudar a aquellas personas que por diversas circunstancias, sobre todo por conformar grupos de riesgo, no podía salir de sus casas a realizar las tareas básicas.

El primer día se apuntaron 40, el segundo fueron el doble y llegaron a los 150. Lo que pasa es que a muchos de ellos se les aconsejó que no participaran por cuestiones de edad. Aun así, la cosa se puso en marcha con un número suficiente y desde el primer día ya no dejaron de hacer compras diarias, buscar medicamentos, entregar en casa los resultados de las pruebas del Sintrom y, de forma especialmente importante realizar y recibir llamadas para simplemente conversar con personas solas. Y es que los mayores solos han sido el colectivo que mayor atención ha necesitado, pero también las personas dependientes. Y todo bajo la coordinación impecable de María Rodríguez, como todos los voluntarios y voluntarias quieren destacar.

Ahora, comenzando ya la desescalada, con la posibilidad de que la gente pueda salir a la calle de una manera más relajada, ya no es tan necesario este servicio. Es por ello que han decidido ponerle fin. A ello hay que añadir que muchos de los voluntarios se han ido reincorporando a sus trabajos y se les va haciendo más complicado compatibilizar ambas tareas. Pero se llevan un balance muy positivo de la labor realizada. Así lo manifiesta uno de ellos, Paco Blanco, quien echando la vista atrás recuerda los primeros momentos donde la incertidumbre se apoderaba de todos. También el miedo, a contagiar o a ser contagiado. Pero pudo más el afán de ayudar y poco a poco se fueron organizando hasta atender a unas 80 familias a lo largo de todo este tiempo.

Blanco no quiere dejar pasar las llamadas telefónicas, que han sido de lo más habitual, para ayuda psicológica, pero sobre todo para simplemente conversar con aquellas personas que se encontraban confinadas en soledad.

Ha habido muchas anécdotas, pero Blanco prefiere quedarse con las muestras de agradecimiento de las personas atendidas, sus sonrisas, incluso alguna que otra lágrima y las invitaciones a tomarse algo que tenían que declinar por las lógicas razones de velar por la seguridad y protección mutuas.

Destacable también el número de cumpleaños que han acompañado en estos meses. La cosa comenzó tímidamente con el encargo de llevar las felicidades allá donde no podía llegar los familiares del homenajeado. Pero fue creciendo y al final han sido 300 las personas felicitadas, «algunos días hemos tenido hasta nueve cumpleaños distintos», recuerda Paco Blanco, quien insiste en que todo ha merecido la pena ,»por hacer el bien a los demás».