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El homenaje Clara Campoamor reconoce la labor de seis maestras de Salobreña

“Educar en y para la igualdad es la única manera de evitar la violencia de género”. Así lo ha destacado la alcaldesa de Salobreña en el acto celebrado en el auditorio de la Villa.

La alcaldesa de la Villa y el presidente de la Mancomunidad con las mujeres homenajeadas.

Un año más, Salobreña ha conmemorado con toda solemnidad el Día Internacional de la Mujer. Un año más, el Auditorio de la Villa se ha llenado, de mujeres sobre todo, para asistir al acto central en torno a esta efeméride y para reconocer la labor de seis maestras con el denominador común de iniciar su trayectoria profesional en los difíciles años de la transición hacia la democracia.

A las doce del mediodía comenzaba el acto, que ha estado presidido por la alcaldesa de la Villa, María Eugenia Rufino, la concejal de Igualdad, María José García y el presidente de la Mancomunidad de Municipios de la Costa, Sergio García Alabarce, con la presencia en el escenario de las seis maestras destinatarias este año del homenaje Clara Campoamor, Teresa Ariza, Mari Carmen Jiménez, Elvira Burell, Paquieta Ruiz, Mari Carmen Cubero y Beatriz López.

“Qué bonito sería que este día perteneciera al pasado y que fuera un día de celebración, pero la realidad es tozuda”, comenzó la alcaldesa su discurso, para añadir que, estamos ante “un ocho de marzo más”, con las mismas reivindicaciones sobre la mesa que años anteriores en el camino hacia una igualdad completa entre las mujeres y los hombres. Porque sigue la violencia machista, “nos están matando”, dijo; “por la brecha salarial, por la discriminación laboral hacia la mujer, por el machismo y la misoginia, por el sexismo, por los prejuicios de un patriarcado arraigado, por la explotación sexual, por la trata de mujeres, por la explotación sexual, por la trata de menores hoy tenemos que seguir trabajando, tenemos que seguir luchando por conseguir nuestros derechos y trabajar todas y todos por una mayor corresponsabilidad laboral, personal y familiar, por los cuidados de la familia son también cosas de los hombres. La solución a la profunda desigualdad entre hombres y mujeres se llama feminismo”.

M Eugenia Rufino alertó de los muchos intentos de eliminar la consistencia ideológica del feminismo. “Es hora de hablar claro y dar soluciones”, espetó y abogó por un pacto de Estado que consiga la auténtica igualdad

Si se han conseguido cosas ha sido gracias al esfuerzo de muchas personas durante años, señaló la alcaldesa de la Villa, a nivel internacional y desde lo local, dijo antes de dedicar una palabras a las maestras homenajeadas. “Me resulta imposible decir a cuál de vosotras quiero más, porque me une a vosotras una estrecha relación personal, así que me siento abrumada al presidir este acto para vosotras, concluyó Rufino.

A continuación, como novedad este año, cada una de las mujeres homenajeadas tomó la palabra para recordar sus respectivas trayectorias profesionales y educativas.

Una de las homenajeadas es Mari Carmen Jiménez, quien durante 26 años trabajó en el Colegio Infantil Juan Ramón Jiménez. Recuerda que por entonces era una joven que apenas estaba empezando, y que la muerte de Francisco Franco la encontró como maestra en El Cerval, un pago rural de Almuñécar, y también estudiando.

Jiménez cree que la enseñanza es una de las profesiones donde no se vive tanto la desigualdad, tan palpable en otras actividades. De hecho, destaca que en el ámbito de la Educación Infantil predominaban casi exclusivamente las mujeres.

Paquita Ruiz es otra de las maestras protagonistas de este homenaje. Empezó a trabajar muy joven, a los 17 años, y tras recorrer la Alpujarra entera se marchó a Barcelona. Finalmente recaló en Salobreña para impartir clases en el Colegio Juan Ramón Jiménez. En su caso creció en una familia de izquierdas, por lo que era difícil dar clase en época franquista, aunque buscaba la forma de enseñar a su manera sin generar conflictos.

Ruiz no ve que la mujer estuviera relegada en lo educativo, aunque cree que eso respondía a la teoría franquista de que las mujeres debían ser las educadoras.

María Teresa Ariza llegó a Salobreña en el verano de 1966, después de casarse, y comenzó a ejercer la docencia cuando solo había dos colegios en la localidad, el del Albaicín y el Teniente Vinuesa, que luego se llamó Puerta de la Villa, mientras que años más tarde trabajó en el Colegio Mayor Zaragoza.

De esos años recuerda los logros obtenidos por la mujer a la hora de votar en los consejos escolares, pues anteriormente lo hacían solo los padres, pero no las madres. Lo que no ha notado es desigualdad dentro de la profesión. Por otra parte, aboga por la igualdad efectiva del hombre y la mujer, donde ninguno de los sexos prevalezca por sobre el otro, pues cree que “no hay que ser machistas ni feministas a ultranza”. No hay que buscar antagonismos, sino complementariedad, añade.

Otra de las homenajeadas ha sido Mari Carmen Cubero, ex directora del Colegio Mayor Zaragoza, quien inició su etapa como docente aquí en Salobreña en 1975, año de la muerte de Franco. Luego se marchó Castilla La Mancha, aunque regresó a Salobreña en 1979.

Fue desde su regreso a Salobreña cuando percibió que en la enseñanza habían llegado “los aires de libertad” y se inició un movimiento de renovación pedagógica en las escuelas que derivaron en cambios muy positivos hasta llegar al día de hoy.

En el caso de Elvira Burell, no recuerda haber sufrido discriminación de género en su profesión, ya que el colectivo de la enseñanza infantil era en su mayoría femenino, por no decir en su totalidad. Recuerda que en 1979 se abrió el Juan Ramón Jiménez, donde todas las docentes eran mujeres. Antes de eso, ejerció durante un año en el Colegio Mayor Zaragoza.

Finalmente, Beatriz López dice no haber notado mucho la situación de incertidumbre que reinaba en los años previos a la Transición, tal vez por su juventud y por no ser demasiado conciente de ello, según reconoce. En 1975 estaba trabajando en La Caleta, que al ser un centro religioso concertado implicaba realizar una oración diaria, y ella fue la encargada de realizarla durante la semana de la muerte de Franco.

En relación a la igualdad, recuerda que a la hora de asignar plazas laborales en los centros escolares procuraba que los cursos de infantil no quedaran a cargo de hombres, y en su caso dice haberse visto forzada a optar a una de estas plazas para que ello no ocurriera. Finalmente, la experiencia le gustó mucho y es donde dice haber estado mejor, ya que durante su carrera ha pasado por casi todos los niveles de la educación básica. mujeres”

Las seis maestras coincidieron en agradecer al Ayuntamiento en las personas de la alcaldesa, la concejal y la técnica de igualdad el haber pensado en ellas como destinatarias de este homenaje.

Cerró el acto el presidente de la Mancomunidad de municipios de la Costa. Sergio García Alabarce manifestó la necesidad de que el hombre se implique de manera directa y explícita por la igualdad.

Habló del micromachismo, esa forma de machismo sutil y cotidiano que, reconoció, define a muchos hombres. Y mostró su convicción de que los “hombres debemos contribuir a ese cambio aportando nuevos enfoques que enriquezcan la idea de que la igualdad nos interesa a todos, hombres y mujeres”.